domingo, 28 de octubre de 2012

Drugs, Sex & Rock 'n' Roll

Entonces abrí los ojos, me encontraba en un triste y sucia habitación con las paredes pintadas de un gris apagado.
Delante mío había un espejo lo suficiente grande como para verme entera.
Todo lo que veía era penoso, mi cara reflejaba lo que la heroína era capaz de hacer con solo consumir una parte de lo que sé que puedo llegar a hacer. Una botella de Vozka, ya vacía, cigarrillos de la marca Malboro me rodeaban como si de florecillas se tratase, que irónico ¿verdad? já, comparar cigarrillos con flores...
Iba completa e incondicionalmente vestida de negro, echa un asco, la verdad, el rimel corrido cubría gran parte de mi pálida cara, dejando al descubierto unos grandes y bonitos ojos, marrones, ¿azules, tal vez? no lo sé, las pupilas estaban demasiado dilatadas.
Volví a levantar la vista y me fijé en mis brazos, estaban llenos de arañazos propios de alguien que se pasa las horas tirando su vida por la borda, cachito a cachito, viendo como todo se acaba y pese a eso, seguir tentando a aquellos que todos tememos, la muerte.
Y tras esa reflexión cogí otra vez la última jeringuilla que había en el suelo y dejé que la fina y fría aguda perforara mi piel.
Y así pasaba las horas, en mi mundo ''feliz'' (que no falten las comillas) mientras sonaba de fondo Californication de mis queridos Red Hot Chili Pappers una vez más.





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