martes, 27 de noviembre de 2012

Mundos paralelos, opuestas vidas.

-Sonrisas rotas y miradas perdidas al borde del precipicio.
-Una melancólica canción que hasta al más alegre entristece.
-Palabras. Simples y absurdas palabras, que entran y rebotan en tu cerebro.
-Una mano fría que al tocar tu mejilla sonroja.
-Miradas que se cruzan y desaparecen en el aire.
-Momentos inesperados y únicos que apenas valoramos.
-Gente que ríe a carcajadas como la persona más feliz del mundo.
-Personas que por cada paso que dan dejan caer una lágrima.
-Un rico que estrena su precioso Ferrari valorado en 256.000€.
-Un pequeño de oscura piel que se prueba unos desgastados zapatos en su cuerpo desnudo.
-Una bonita chica de perfecto cuerpo que va a una sesión de fotos.
-Docenas de desesperadas adolescentes odiando la imagen que proyectan en el espejo,  odiando su reflejo, a ellas mismas.
-Feliz pareja divisando la casa de sus sueños.
-Una gran familia rota al tener que desalojar su casa con temor a quedarse en la calle.
-Un vagabundo que un trozo de pan ansia.
-Un ajetreado empresario que se desespera por llegar tarde a una importante cena.
-Chica que se despierta y sale a la calle, tal cual, sin maquillar, porque se siente preciosa.
-Ella se despierta, se mira al espejo, llora un poco, se maquilla todo lo que puede, y sale a la calle.
-Persona que daría la vida por su animal de compañía.
-Asesino que piensa en como hacer abrigos con la piel de un inocente animalito.
-Padre que lleva a su hijo al parque de atracciones con desgana.
-Niño ilusionado porque su padre le va a traer un jersey nuevo, y podrá taparse por las noches.
-Banda de chavales que roban a la gente para sacarse un dinero.
-Minero que se tira semanas, días, horas y minutos bajo tierra, para sacarse un humilde dinero.
-Señora que abandona a su pequeño hijo recién nacido porque para ella es un gran estorbo.
-Madre que tras agónicas horas de parto llora de alegría al ver a aquella diminuta cosa, que significa tanto.
-Persona que no valora su vida.
-Persona que valora cada segundo de ella, porque sabe que cualquier puede ser el último.
Vivimos en el mismo mundo, pero cada uno con sus respectivas vidas.


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miércoles, 14 de noviembre de 2012

¿Princess? No, I prefer be real.

Debería haber nacido con la corona en la cabeza, bonitos ojos azules y preciosa melena morena.
La gente me debería de ver como una princesa, como todo aquello que las niñas pequeñas sueñas ser de mayor, como algo especial y bonito.
Pero no fue así, nací a las 4 de la mañana, incordiando desde el primer segundo de vida. Tardé poco en respirar el aire puro de la vida, tenía ganas de salir y comerme el mundo, y así lo hice, pero a mi manera, saltándome el prototipo de chica perfecta y adorable.
A los 12 años la preciosa corona que llevaba se calló, agaché la cabeza y nunca más supe de ella, y desde entonces la palabra princesa es todo lo contrario a mi.
Mil defectos son pocos, la música me ayuda a sobrellevarlos, ¿el Rock 'n' Roll? un estilo de vida, MI estilo.
Se podría decir que algo de princesa llevo en el interior, pero no la típica de cuento que encuentra al príncipe azul a la vuelta de la esquina, no, como esas princesas no soy. La que después de besar a ciento y pico sapos encuentra a su príncipe y de momento va por los treinta y tres, y lleva un vestido negro con tachuelas que por ella arrancaría, un pelo castaño que cae bajo sus hombros, ojos marrones que no expresan mínima señal de sentimientos y unos bonitos pechos que se esconden bajo el vestido que apenas llega a las rodillas y cómo no, ella no lleva zapatitos de tacón para que a las 12 de la noche se le pierda uno y un príncipe se lo devuelva, para nada, ella lleva Converse bien ajustadas para no perderlas. Esa es el tipo de princesa que estoy echa, una princesa real, la que no intenta ser perfecta sino, ella misma.

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